Marcelo: el poder
Itinerario Político
Ricardo Alemán
El Universal
Lunes 02 de octubre de 2006
Primera sección
El nuevo mandatario del DF no sólo encabezará el gobierno más importante en manos del PRD, sino que se convertirá en el jefe real de ese partido
E l papel que jugará Marcelo Ebrard en el sexenio 2006-2012 será determinante no sólo en la atención y solución de los crecientes problemas del Distrito Federal, sino en las luchas político-electorales y de poder por venir. El Carnal Marcelo -como le dicen sus leales- tendrá en sus manos y bajo su control el más importante centro de poder real, apenas por debajo del cargo de presidente de la República, que será jefaturado por Felipe Calderón a partir del 1 de diciembre próximo.
Pero el nuevo mandatario del DF no sólo encabezará el gobierno más importante en manos del PRD -la formación partidista de la izquierda institucional-, sino que por esa razón se convertirá en el jefe real de ese partido: podrá disponer del más importante presupuesto que conozca gobierno alguno -luego del federal-, además de que dispondrá de tantos cargos públicos como para dar empleo a dos o tres partidos completos. En realidad el poder de Marcelo Ebrard estará en función directa de su investidura como jefe de Gobierno -lo que ya lo convierte en un potencial presidenciable-, del presupuesto del que podrá disponer, y de la capacidad del GDF de emplear con buenos salarios a la burocracia partidista.
A ese descomunal poder se debe agregar el hecho nada fortuito de que dispondrá de toda la información sobre los entretelones del gobierno que le antecede. Es decir, que tendrá a la mano el detalle de la forma en que se gastó el presupuesto en las gestiones de Andrés Manuel López Obrador y de Alejandro Encinas; conocerá los detalles sobre la forma en que se gestaron los escándalos que sacudieron a los gobiernos anteriores -los videos, el origen y destino de los recursos para la construcción de los segundos pisos y el financiamiento de la campaña presidencial de AMLO-, y con ello sumará una importante fuente de poder para sus ambiciones políticas futuras.
En realidad se puede decir que en tanto jefe del GDF, el Carnal Marcelo tendrá en sus manos -en un puño- el futuro de toda una generación de políticos profesionales de la llamada izquierda institucional, del PRD; herramienta que será fundamental para las ambiciones futuras de Marcelo Ebrard, quien desde el 5 de diciembre se convertirá en el más seguro y aventajado candidato presidencial del PRD para la aún lejana contienda de 2012. En realidad Ebrard seguirá los pasos de sus antecesores; Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Robles y AMLO, todos ellos potenciales presidenciables a partir de la Jefatura del GDF. Dos de ellos, como todos saben, terminaron por alcanzar la candidatura presidencial respectiva, de 2000 y 2006.
Pero precisamente a la luz de esa experiencia, resulta interesante recordar lo que ocurrió con Rosario Robles no sólo a partir de su exitosa gestión, sino porque se convirtió en la verdadera responsable del triunfo de AMLO como jefe de Gobierno, en la elección federal de julio de 2000. Resulta que precisamente a partir de su nuevo cargo, del poder descomunal que le dio ser el jefe de Gobierno de la capital del país, y de tener en sus manos toda la información sobre el gobierno anterior, AMLO utilizó esa información para "despejar" el camino en su lucha por convertirse en candidato presidencial para julio de 2006.
¿Qué hizo AMLO con esa información? La utilizó para destruir a sus adversarios y para proteger a sus leales. Rosario Robles fue sometida a una demoledora campaña mediática precisamente a partir de información manipulada, hasta que casi la destruyó políticamente. Ese poder lo llevó a controlar el partido, a incrementar su popularidad, a desplazar al "líder moral" y a convertirse, de facto, en el dueño del PRD. Ese poder le dio los recursos económicos y los instrumentos políticos para convertirse en el más aventajado candidato presidencial.
Y viene a cuento la historia porque todos conocen las habilidades políticas y administrativas de Marcelo Ebrard; todos saben de sus ambiciones políticas y que es un hombre de poder, que tiene al alcance de la mano la posibilidad de construir desde el la Jefatura de Gobierno una sólida candidatura presidencial. Pero también todos saben que su principal promotor, su amigo político y peldaño para acceder al poder se llama AMLO. Pero al mismo tiempo López Obrador será, si no es que ya lo es, su principal obstáculo en sus legítimas ambiciones de convertirse en candidato presidencial.
¿Qué hará Marcelo Ebrard en los próximos cinco años? ¿Trabajará para mantener latentes las ambiciones de AMLO? ¿Se alejará de él para construir su propia candidatura presidencial? ¿No utilizará la información que tendrá a su alcance para destruir a su jefe y amigo? En realidad Ebrard enfrentará no sólo el reto más importante de su vida, el de ser el mejor jefe de Gobierno del DF que hayan conocido los capitalinos, sino que estará frente al dilema de trabajar para su futuro político personal o para el de AMLO. Es el tiempo del Carnal Marcelo, y pronto veremos los signos del nuevo "parricidio político", porque Marcelo es un hombre de poder. Y si no, al tiempo.
aleman2@prodigy.net.mx
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Ricardo Alemán
El Universal
Lunes 02 de octubre de 2006
Primera sección
El nuevo mandatario del DF no sólo encabezará el gobierno más importante en manos del PRD, sino que se convertirá en el jefe real de ese partido
E l papel que jugará Marcelo Ebrard en el sexenio 2006-2012 será determinante no sólo en la atención y solución de los crecientes problemas del Distrito Federal, sino en las luchas político-electorales y de poder por venir. El Carnal Marcelo -como le dicen sus leales- tendrá en sus manos y bajo su control el más importante centro de poder real, apenas por debajo del cargo de presidente de la República, que será jefaturado por Felipe Calderón a partir del 1 de diciembre próximo.
Pero el nuevo mandatario del DF no sólo encabezará el gobierno más importante en manos del PRD -la formación partidista de la izquierda institucional-, sino que por esa razón se convertirá en el jefe real de ese partido: podrá disponer del más importante presupuesto que conozca gobierno alguno -luego del federal-, además de que dispondrá de tantos cargos públicos como para dar empleo a dos o tres partidos completos. En realidad el poder de Marcelo Ebrard estará en función directa de su investidura como jefe de Gobierno -lo que ya lo convierte en un potencial presidenciable-, del presupuesto del que podrá disponer, y de la capacidad del GDF de emplear con buenos salarios a la burocracia partidista.
A ese descomunal poder se debe agregar el hecho nada fortuito de que dispondrá de toda la información sobre los entretelones del gobierno que le antecede. Es decir, que tendrá a la mano el detalle de la forma en que se gastó el presupuesto en las gestiones de Andrés Manuel López Obrador y de Alejandro Encinas; conocerá los detalles sobre la forma en que se gestaron los escándalos que sacudieron a los gobiernos anteriores -los videos, el origen y destino de los recursos para la construcción de los segundos pisos y el financiamiento de la campaña presidencial de AMLO-, y con ello sumará una importante fuente de poder para sus ambiciones políticas futuras.
En realidad se puede decir que en tanto jefe del GDF, el Carnal Marcelo tendrá en sus manos -en un puño- el futuro de toda una generación de políticos profesionales de la llamada izquierda institucional, del PRD; herramienta que será fundamental para las ambiciones futuras de Marcelo Ebrard, quien desde el 5 de diciembre se convertirá en el más seguro y aventajado candidato presidencial del PRD para la aún lejana contienda de 2012. En realidad Ebrard seguirá los pasos de sus antecesores; Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Robles y AMLO, todos ellos potenciales presidenciables a partir de la Jefatura del GDF. Dos de ellos, como todos saben, terminaron por alcanzar la candidatura presidencial respectiva, de 2000 y 2006.
Pero precisamente a la luz de esa experiencia, resulta interesante recordar lo que ocurrió con Rosario Robles no sólo a partir de su exitosa gestión, sino porque se convirtió en la verdadera responsable del triunfo de AMLO como jefe de Gobierno, en la elección federal de julio de 2000. Resulta que precisamente a partir de su nuevo cargo, del poder descomunal que le dio ser el jefe de Gobierno de la capital del país, y de tener en sus manos toda la información sobre el gobierno anterior, AMLO utilizó esa información para "despejar" el camino en su lucha por convertirse en candidato presidencial para julio de 2006.
¿Qué hizo AMLO con esa información? La utilizó para destruir a sus adversarios y para proteger a sus leales. Rosario Robles fue sometida a una demoledora campaña mediática precisamente a partir de información manipulada, hasta que casi la destruyó políticamente. Ese poder lo llevó a controlar el partido, a incrementar su popularidad, a desplazar al "líder moral" y a convertirse, de facto, en el dueño del PRD. Ese poder le dio los recursos económicos y los instrumentos políticos para convertirse en el más aventajado candidato presidencial.
Y viene a cuento la historia porque todos conocen las habilidades políticas y administrativas de Marcelo Ebrard; todos saben de sus ambiciones políticas y que es un hombre de poder, que tiene al alcance de la mano la posibilidad de construir desde el la Jefatura de Gobierno una sólida candidatura presidencial. Pero también todos saben que su principal promotor, su amigo político y peldaño para acceder al poder se llama AMLO. Pero al mismo tiempo López Obrador será, si no es que ya lo es, su principal obstáculo en sus legítimas ambiciones de convertirse en candidato presidencial.
¿Qué hará Marcelo Ebrard en los próximos cinco años? ¿Trabajará para mantener latentes las ambiciones de AMLO? ¿Se alejará de él para construir su propia candidatura presidencial? ¿No utilizará la información que tendrá a su alcance para destruir a su jefe y amigo? En realidad Ebrard enfrentará no sólo el reto más importante de su vida, el de ser el mejor jefe de Gobierno del DF que hayan conocido los capitalinos, sino que estará frente al dilema de trabajar para su futuro político personal o para el de AMLO. Es el tiempo del Carnal Marcelo, y pronto veremos los signos del nuevo "parricidio político", porque Marcelo es un hombre de poder. Y si no, al tiempo.
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