El zar de ´Chilangolandia´
El zar de ´Chilangolandia´
Estrictamente personal
Raymundo Riva Palacio
El Universal
Miércoles 04 de abril de 2007
Un ex guerrillero convertido en fogueado político se ha convertido en el poder real que enfrenta diariamente a Marcelo Ebrard
Desde las sombras, René Arce se ha convertido en el verdadero poder político en el Distrito Federal. Por las manos del senador del PRD pasan el presente y el futuro inmediato de la izquierda en la capital federal, el principal bastión político y semillero electoral del partido, donde se juegan las fichas para el futuro presidente del instituto, y las candidaturas a la Presidencia y a la jefatura de Gobierno en 2012. Es decir, buena parte del destino del actual gobernador capitalino Marcelo Ebrard, y del delfín de Andrés Manuel López Obrador para dirigir el partido, Alejandro Encinas, se encuentra en sus manos, sus ánimos y sus humores.
René Arce pertenece a una de las corrientes históricas del PRD, Nueva Izquierda, que fundó y encabeza formalmente Jesús Ortega, quien vela armas para enfrentar a Encinas por la conducción del partido. Esa vieja relación política ha permitido injertar en el imaginario colectivo el conflicto que tiene Ebrard con su partido, y en particular con esa corriente que genéricamente es llamada como Los Chuchos, cuando en realidad no es él el origen del diferendo sino Arce. Las fobias contra Ebrard se han venido acumulando, y las presiones al interior del PRD por las recientes acciones de gobierno en Tepito e Iztapalapa lo único que han logrado, dentro del partido, es acentuar las críticas y repudios de las tribus perredistas contra el gobernante, por estar afectando a las clientelas electorales.
Arce es la pieza fundamental en el tablero político de la izquierda en el Distrito Federal, y en la actualidad es él quien toma las decisiones políticas más importantes que impactan en la ciudad. Su red de poder está bien afianzada. Dentro del gobierno capitalino, tiene incrustada a Laura Velázquez, secretaria de Desarrollo Económico, que de ser una pieza del bejaranismo, al colapso de la corriente pasó a formar parte de Nueva Izquierda. En las delegaciones políticas, tiene controladas Iztapalapa -su bastión desde 1990-, donde no sólo él y su familia han sido delegados, sino actualmente tiene ahí a Horacio Martínez, quien la hacía de su chofer, y preparan dejar en 2012 a su esposa, hoy en día diputada federal. También ejerce control total en Venustiano Carranza y en Milpa Alta. Con la crisis del bejaranismo, otras dos delegaciones que le pertenecían a la corriente, Cuajimalpa y Álvaro Obregón, están coqueteando con Arce.
Ebrard no tiene a nadie colocado como jefe delegacional. Pero no es su peor pesadilla. Ésta se encuentra en la Asamblea Legislativa, que es la que determina la viabilidad y factibilidad del programa de gobierno de Ebrard. El Congreso local lo integran 66 diputados, 34 de ellos de mayoría relativa que pertenecen al PRD. De esa suma, 13 son leales a Ebrard y 21 a Arce, entre los que se encuentra su medio hermano Víctor Hugo Círigo, el ex delegado en Iztapalapa quien no sólo es coordinador de la fracción del PRD en la Asamblea Legislativa, sino presidente de la Comisión de Gobierno. Al ser un órgano que no se ha modernizado, esa comisión concentra todo el poder.
La suma de todo ello permite que la política camine. En México, como en el mundo, la fuerza política no sólo se ve a través de las posiciones, sino sobre todo por medio de los montos presupuestales. Si se hace un cálculo somero de las posiciones ejecutivas y legislativas que ocupan en el Distrito Federal en función de sus asignaciones presupuestales, el volumen de recursos que están bajo su control asciende a casi 8 mil millones de pesos anuales. El aceite que tiene Nueva Izquierda para alimentar su maquinaria política no es nuevo. De hecho, su fortaleza se pudo apreciar durante los dos meses que duró el megaplantón que ordenó López Obrador para ejercer presión postelectoral sobre las instituciones, y cuya columna toral, en longitud y músculo, estaba sustentada en esa corriente, que ocupaba casi tres cuartas partes de la protesta, sin contar con el grupo de choque de los llamados Panchos Villas, que organizó centros de reacción rápida, en caso de un desalojo, a lo largo de la protesta callejera.
La rebanada del pastel político y presupuestal expuesta no incluye la inclinación que están teniendo las delegaciones bejaranistas, o los legisladores de esa corriente que están viendo en Arce mejores posibilidades de escalamiento político, sino la eventualidad que otros dos miembros del gabinete de Ebrard que vienen de otras corrientes salten de barco. Pero su poder no se limita a esos órganos. En el Senado, donde el control del PRD lo tiene Nueva Izquierda, el coordinador priísta Manlio Fabio Beltrones realiza negociaciones alternas con ese partido con Carlos Navarrete, quien es el coordinador de los perredistas y miembro también de Nueva Izquierda, y con Arce. Y en la Cámara de Diputados se encuentra su vieja aliada Ruth Zavaleta, ex delegada en Venustiano Carranza, quien es vicepresidenta del Congreso federal, donde hay tantos diputados afines que tienen una pequeña bancada dentro del PRD, cuya fracción la dirige el cardenista Javier González.
En la capital, Arce tiene ascendencia poderosa sobre el presidente magistrado del Tribunal Electoral del DF, Miguel Covián Andrade, quien fue subdirector jurídico y de Gobierno de las delegaciones Cuajimalpa e Iztapalapa en 1988, así como sobre la consejera del Instituto Electoral capitalino Yolanda Columba León Martínez. En la acumulación de posiciones y poder, este martes inició una nueva batalla con Ebrard al comenzar la discusión en la Asamblea Legislativa para el nombramiento del nuevo contador mayor, quien revisará las cuentas del gobierno local, y cuya designación tendrá que salir antes del 10 de abril. Arce tiene a dos piezas como candidatos, Diana Bernal, que es magistrado, y Daniel Vega Vera, quien fue el fiscal para periodistas, a los cuales enfrentarán a las propuestas de Ebrard.
René Arce, no Jesús Ortega, es el verdadero adversario de Ebrard en la capital mexicana, y quien le ha construido los obstáculos más altos en su naciente administración. Lo ha frenado en la Asamblea capitalina y le ha rechazado iniciativas. Incluso le han tomado la tribuna. Impidió que su lugarteniente Alejandro Rojas Díaz-Durán llegara al PRD capitalino. Ahora está montándole una corriente de opinión muy crítica hacia el interior del partido para denunciar que sus operativos metropolitanos perjudican al PRD antes que a nadie. La lucha contra el jefe de Gobierno es soterrada, y si Ebrard no restablece sus alianzas políticas dentro del equipo de López Obrador y con las otras tribus del PRD, difícilmente podrá con Arce, el zar de Chilangolandia y uno de los factores de poder real en la izquierda mexicana.
rriva@eluniversal.com.mx
r_rivapalacio@yahoo.com
Estrictamente personal
Raymundo Riva Palacio
El Universal
Miércoles 04 de abril de 2007
Un ex guerrillero convertido en fogueado político se ha convertido en el poder real que enfrenta diariamente a Marcelo Ebrard
Desde las sombras, René Arce se ha convertido en el verdadero poder político en el Distrito Federal. Por las manos del senador del PRD pasan el presente y el futuro inmediato de la izquierda en la capital federal, el principal bastión político y semillero electoral del partido, donde se juegan las fichas para el futuro presidente del instituto, y las candidaturas a la Presidencia y a la jefatura de Gobierno en 2012. Es decir, buena parte del destino del actual gobernador capitalino Marcelo Ebrard, y del delfín de Andrés Manuel López Obrador para dirigir el partido, Alejandro Encinas, se encuentra en sus manos, sus ánimos y sus humores.
René Arce pertenece a una de las corrientes históricas del PRD, Nueva Izquierda, que fundó y encabeza formalmente Jesús Ortega, quien vela armas para enfrentar a Encinas por la conducción del partido. Esa vieja relación política ha permitido injertar en el imaginario colectivo el conflicto que tiene Ebrard con su partido, y en particular con esa corriente que genéricamente es llamada como Los Chuchos, cuando en realidad no es él el origen del diferendo sino Arce. Las fobias contra Ebrard se han venido acumulando, y las presiones al interior del PRD por las recientes acciones de gobierno en Tepito e Iztapalapa lo único que han logrado, dentro del partido, es acentuar las críticas y repudios de las tribus perredistas contra el gobernante, por estar afectando a las clientelas electorales.
Arce es la pieza fundamental en el tablero político de la izquierda en el Distrito Federal, y en la actualidad es él quien toma las decisiones políticas más importantes que impactan en la ciudad. Su red de poder está bien afianzada. Dentro del gobierno capitalino, tiene incrustada a Laura Velázquez, secretaria de Desarrollo Económico, que de ser una pieza del bejaranismo, al colapso de la corriente pasó a formar parte de Nueva Izquierda. En las delegaciones políticas, tiene controladas Iztapalapa -su bastión desde 1990-, donde no sólo él y su familia han sido delegados, sino actualmente tiene ahí a Horacio Martínez, quien la hacía de su chofer, y preparan dejar en 2012 a su esposa, hoy en día diputada federal. También ejerce control total en Venustiano Carranza y en Milpa Alta. Con la crisis del bejaranismo, otras dos delegaciones que le pertenecían a la corriente, Cuajimalpa y Álvaro Obregón, están coqueteando con Arce.
Ebrard no tiene a nadie colocado como jefe delegacional. Pero no es su peor pesadilla. Ésta se encuentra en la Asamblea Legislativa, que es la que determina la viabilidad y factibilidad del programa de gobierno de Ebrard. El Congreso local lo integran 66 diputados, 34 de ellos de mayoría relativa que pertenecen al PRD. De esa suma, 13 son leales a Ebrard y 21 a Arce, entre los que se encuentra su medio hermano Víctor Hugo Círigo, el ex delegado en Iztapalapa quien no sólo es coordinador de la fracción del PRD en la Asamblea Legislativa, sino presidente de la Comisión de Gobierno. Al ser un órgano que no se ha modernizado, esa comisión concentra todo el poder.
La suma de todo ello permite que la política camine. En México, como en el mundo, la fuerza política no sólo se ve a través de las posiciones, sino sobre todo por medio de los montos presupuestales. Si se hace un cálculo somero de las posiciones ejecutivas y legislativas que ocupan en el Distrito Federal en función de sus asignaciones presupuestales, el volumen de recursos que están bajo su control asciende a casi 8 mil millones de pesos anuales. El aceite que tiene Nueva Izquierda para alimentar su maquinaria política no es nuevo. De hecho, su fortaleza se pudo apreciar durante los dos meses que duró el megaplantón que ordenó López Obrador para ejercer presión postelectoral sobre las instituciones, y cuya columna toral, en longitud y músculo, estaba sustentada en esa corriente, que ocupaba casi tres cuartas partes de la protesta, sin contar con el grupo de choque de los llamados Panchos Villas, que organizó centros de reacción rápida, en caso de un desalojo, a lo largo de la protesta callejera.
La rebanada del pastel político y presupuestal expuesta no incluye la inclinación que están teniendo las delegaciones bejaranistas, o los legisladores de esa corriente que están viendo en Arce mejores posibilidades de escalamiento político, sino la eventualidad que otros dos miembros del gabinete de Ebrard que vienen de otras corrientes salten de barco. Pero su poder no se limita a esos órganos. En el Senado, donde el control del PRD lo tiene Nueva Izquierda, el coordinador priísta Manlio Fabio Beltrones realiza negociaciones alternas con ese partido con Carlos Navarrete, quien es el coordinador de los perredistas y miembro también de Nueva Izquierda, y con Arce. Y en la Cámara de Diputados se encuentra su vieja aliada Ruth Zavaleta, ex delegada en Venustiano Carranza, quien es vicepresidenta del Congreso federal, donde hay tantos diputados afines que tienen una pequeña bancada dentro del PRD, cuya fracción la dirige el cardenista Javier González.
En la capital, Arce tiene ascendencia poderosa sobre el presidente magistrado del Tribunal Electoral del DF, Miguel Covián Andrade, quien fue subdirector jurídico y de Gobierno de las delegaciones Cuajimalpa e Iztapalapa en 1988, así como sobre la consejera del Instituto Electoral capitalino Yolanda Columba León Martínez. En la acumulación de posiciones y poder, este martes inició una nueva batalla con Ebrard al comenzar la discusión en la Asamblea Legislativa para el nombramiento del nuevo contador mayor, quien revisará las cuentas del gobierno local, y cuya designación tendrá que salir antes del 10 de abril. Arce tiene a dos piezas como candidatos, Diana Bernal, que es magistrado, y Daniel Vega Vera, quien fue el fiscal para periodistas, a los cuales enfrentarán a las propuestas de Ebrard.
René Arce, no Jesús Ortega, es el verdadero adversario de Ebrard en la capital mexicana, y quien le ha construido los obstáculos más altos en su naciente administración. Lo ha frenado en la Asamblea capitalina y le ha rechazado iniciativas. Incluso le han tomado la tribuna. Impidió que su lugarteniente Alejandro Rojas Díaz-Durán llegara al PRD capitalino. Ahora está montándole una corriente de opinión muy crítica hacia el interior del partido para denunciar que sus operativos metropolitanos perjudican al PRD antes que a nadie. La lucha contra el jefe de Gobierno es soterrada, y si Ebrard no restablece sus alianzas políticas dentro del equipo de López Obrador y con las otras tribus del PRD, difícilmente podrá con Arce, el zar de Chilangolandia y uno de los factores de poder real en la izquierda mexicana.
rriva@eluniversal.com.mx
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